Giordano Bruno nació en Nola, a 20km de Nápoles. En 1565 ingresó en la Orden de los Dominicos. Expresó en sus escritos y conferencias acerca de la pluralidad de los mundos, el heliocentrismo, la infinitud del espacio y el universo, el movimiento de los astros,..., lo cual escandalizó a la cristiandad de la época, pero fueron sus teorías cosmológicas lo que le traería la persecucion por parte de la Iglesia Católica y la Inquisicion.
A los 28 años abandona "la prisión angosta y negra del convento" y huye de Roma en 1576. Comenzando una vida errante y aventurera. Viaja por el Norte de Italia enseñando gramática y cosmología a los niños para ganarse el sustento. Mientras ahonda en la filosofía de Nicolas de Cusa y Telesio y adopta el modelo copernicano.
1572, se ordena como Sacerdote en Salerno.
En 1576, es acusado de desviarse de la doctrina religiosa, tiene que abandonar la orden y huye a Roma. Después viaja por Italia y Francia y llega a Ginebra, donde abandona los hábitos.
Bruno retó a las que le parecían plomizas creencias de la fé católica romana, pero también a los prejuicios aristotélicos de los físicos y astrónomos contemporáneos que no creían en la teoría heliocéntrica.
Durante su estancia en Londres, dos años (1583-85), el autodidacta Bruno, fue profesor en la Universidad de Oxford y escribió 6 sorprendentes y brillantes diálogos en italiano. El más conocido es el de -La Cena de las cenizas- .
Todos los comentaristas coinciden en afirmar que el diálogo abre nuevos caminos en cosmología y en la filosofía.
Bruno criticó despiadadamente los puntos de vista geocéntricos de la realidad. Su nueva filosofía repudió la dicotomía aristotélica de las diferencias entre lo terrestre y lo celeste, y en contra, mantuvo que existían las mismas leyes físicas y elementos naturales en la tierra y a lo largo del eterno e infinito universo.
Para él, esta rigurosa reflexión también conducía a una acción humanística. Como Bruno era incapaz de demostrar sus suposiciones metafísicas de una manera científica, se basó en experiencias mentales de los que deducía las ramificaciones de su visión. Einstein utilizó el mismo métodos imaginativo para desentrañar las extraordinarias implicaciones y sorprendentes consecuencias de la Teoría de la relatividad.
No aceptó los límites que le imponía la cosmología clásica.
Se entusiasmó con la idea de lo Infinito. No quiso poner límites a las posibilidades y probabilidades inherentes a este universo. Concebía el infinito del universo amplio, en el que abarcaba todos los aspectos de la realidad cósmica: El Universo es infinito tanto en potencialidad como en actualidad y su poder creativo es Ilimitado y también Infinito, como tal no existía un techo fijo, con un limitado número de estrellas que limitaba esféricamente el cosmos físico y además, ningún sistema dogmático de pensamiento y valores DEBIA aprisionar el LIBRE ALBEDRIO tan necesario para el progreso y la realización humana.
Además sostuvo que este universo contínuo no tenía principio ni fin ni en el espacio ni el tiempo;
incluso que la vida existía con seres inteligentes en incontables mundos.
Pero pensar así, en esa época era un serio ataque a la "dictadura", podríamos decir, hoy, que ejercía la Iglesia Católica contra el libre albedrío, la libertad de pensamiento del ser humano.
Giordano Bruno fue perseguido por la Inquisición, encarcelado durante 7 años y finalmente fue quemado vivo en la hoguera por defender tales pensamientos.
Escribió diversos libros, no todos han sido publicados en español, otros se consideran perdidos y otros de cuya distribución se duda. La obra completa de Bruno figura en el índice de Libros Prohibidos de la Iglesia Católica.
Aquí os dejo, un poema, que este hombre tenaz, con una determinación y fuerza de voluntad amplió dejó para los "hombres de la Iglesia católica, de esa época".
Antes de morir compuso un poema dedicado a sus verdugos: en el que vaticinó el lugar dónde le dedicarían una estatua:
POEMA A LOS VERDUGOS
Decid, ¿cúal es mi crimen? ¿lo sospecháis siquiera?
Y me acusáis, ¡sabiendo que nunca delinquí!
Quemadme, que mañana, donde encendáis la hoguera,
Levantará la historia una estatua para mí.
Yo sé que me condena vuestra demencia suma,
¿Por qué?…Porque las luces busqué de la verdad,
No en vuestra falsa ciencia que el pensamiento abruma
Con dogmas y con mitos robados a otra edad,
Sino en el libro eterno del Universo mundo,
que encierra entre sus folios de inmensa duración;
los gérmenes benditos de un porvenir fecundo,
basado en la justicia, fundado en la razón.
Y bien, sabéis que el hombre, si busca en su conciencia,
la causa de las causas, el último por qué
ha de trocar muy pronto, la Biblia por la ciencia,
los templos por la escuela, la razón por la fé.
Yo sé que esto os asusta, como os asusta todo
todo lo grande , y quisierais poderme desmentir.
Más aún, vuestras conciencias, hundidas en el lodo
de un servilismo que hace de lástima gemir…
Aún allá, en el fondo, bien saben que la idea,
es intangible, eterna,divina, inmaterial…
Que no es ella el Dios y la religión vuestra
Sino la que forma con sus cambios, la historia universal.
Que es ella la que saca la vida del osario
la que convierte al hombre, de polvo, en creador,
la que escribió con sangre la escena del calvario,
después de haber escrito con luz, la de Tabor.
Mas sois siempre los mismos, los viejos fariseos,
Los que oran y se postran donde los puedan ver,
fingiendo fé, sois falsos llamando a Dios, ateos
¡chacales que un cadáver buscáis para roer!…
¿Cúal es vuestra doctrina? Tejido de patrañas,
vuestra ortodoxia, embuste;vuestro patriarca, un rey;
leyenda vuestra historia, fantástica y extraña.
Vuestra razón la fuerza; y el oro vuestra ley.
Tenéis todos los vicios que antaño los gentiles
Tenéis la bacanales, su pérfida maldad;
como ellos sois farsantes, hipócritas y viles
Queréis, como quisieron, matar a la verdad;
Mas…¡Vano vuestro empeño!…Si en esto vence alguno;
soy yo porque la historia dirá en lo porvenir;
“Respeto a los que mueren como muriera Bruno”
Y en cambio vuestros nombres…¿Quién los podrá decir?
¡Ah!…Prefiero mil veces mi muerte a vuestra suerte;
Morir como yo muero…no es una muerte ¡no!
Morir así es la vida; vuestro vivir, la muerte
Por eso habrá quien triunfe, y no es Roma ¡ Soy Yo!
Decid a vuestro Papa, vuestro señor y dueño,
Decidle que a la muerte me entrego como un sueño,
porque es la muerte un sueño, que nos conduce a Dios…
Más no a ese Dios siniestro, con vicios y pasiones
que al hombre da la vida y al par su maldición,
Sino a ese Dios-Idea, que en mil evoluciones
da a la materia forma, y vida a la creación.
No al Dios de las batallas, sí al Dios del pensamiento,
al Dios de la conciencia, al Dios que vive en mí,
Al Dios que anima el fuego, la luz, la tierra, el viento,
Al Dios de las bondades, no al Dios de ira sin fin.
Decidle que diez años, con fiebre, con delirio,
Con hambre, no pudieron mi voluntad quebrar,
Que niegue Pedro al Maestro Jesús, que a mí ante el martirio,
de la verdad que sepa , no me haréis apostatar.
¡Mas basta!…¡Yo os aguardo! Dad fin a vuestra obra,
¡Cobardes! ¿Qué os detiene?…¿Teméis al porvenir?
¡Ah!…Tembláis…Es porque os falta la fé que a mí me sobra…
Miradme…Yo no tiemblo…¡Y soy quien va a morir!…
Estatua de Giordano Bruno en bronce por Ettore Ferrari (1845-1929), Campo de' Fiori, Roma.
